martes, 1 de julio de 2014

Upcoming Artist



No todo es PhotoEspaña en este Madrid estival apenas recién inaugurado, así lo apreciamos en la exposición titulada UPCOMING ARTIST que hasta el próximo día 26 de julio podemos disfrutar en la Galería Kreisler de la capital.

La exhibición está conformada por tres jóvenes creadores que en absoluto me atrevería a tildar con el manido apelativo de promesas del arte, pues lo cierto es que, tal y como dimanan las obras reunidas en Kreisler, se trata de realidades y talentos consolidados en este complejo mundo de la pintura y la escultura actual.

Begoña Fernández-Castaño, Luis Agulló y Manuel Cruz son, sin duda, una trilogía de creadores eclécticos entre los que sin embargo podemos hallar evidentes nexos de unión. La fascinación por lo urbano, el gusto por la cultura de masas entendida como un guiño a ciertos referentes digamos neopop, si se me permite el neologismo, así como la profunda vinculación de su trayectoria con el mundo del diseño en sus más diversas vertientes, son algunos de esos lazos de unión referidos.

Centrándonos en las características específicas de cada uno de ellos, no se puede pasar por alto la personalísima iconografía de Begoña Fernández-Castaño, donde la mujer moderna y sofisticada, identificada por los zapatos de tacón, campa por doquier en una producción ubicada en el atractivo bucle de la posmodernidad, patente en este caso en sus vínculos futuristas y pop.

Sin embargo la libertad creativa de Begoña Fernández-Castaño, libertad que la misma pintora reclama para su producción en un texto autobiográfico, es la que le permite jugar con la abstracción cromática o la que le permite recrear su paleta en ese fucsia intenso que bien define a sus flamencos, ave que ya casi, al igual que los tacones, se ha convertido en un invariable icónico de su quehacer.

No menos resortes pop hallamos en las obras presentadas por Luis Agulló, quien partiendo de un material de desecho como son los palets de carga, elabora un intenso discurso en torno a nuestra civilización, como el mismo autor nos describe a lo largo de la muestra. Así, en Querencia, la proyección de las sombras de unos alambres sobre esos palets que les sirven de base recuerda la tendencia que el ser humano tiene por volver a sus raíces, a su familia. Dicho argumento se me antoja de suma actualidad precisamente en un tiempo donde tan frecuente es el retorno de aquellos jóvenes que arrojados a la cuneta por el atropello de la crisis regresan a su hogar primigenio, lugar y ámbito de encuentro y acogida.

El desarrollo de Agulló en el campo del diseño es evidente en Vértigo, donde el creador sabe jugar con el color y unas formas geométricas no ajenas a ciertos ecos del Op Art y al Arte Cinético para establecer un experimento físico entre su obra y nuestra retina.

Manuel Cruz por su parte, desarrolla una obsesión creativa y conceptual por el calzado deportivo, objetos usuales en la cultura de masas pero que en los pinceles de Cruz se transforman en algo más, en un divertimento a la vez jovial y decadente, quién sabe si se trata del auténtico reflejo de una sociedad antaño lúdica hogaño decrépita.

No le falta el sentido del humor a Cruz cuando en Run Ronald Run desmitifica la celebérrima imagen de la famosa cadena de hamburgueserías o cuando la Pantera Rosa se convierte en protagonista de nuestro concepto del descanso y del confort.





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